Los tipos de contratos que predominan en el mercado laboral de un Estado, son clave a la hora de entender el tipo de modelo productivo y la sociedad de dicho Estado.
En el Estado español, a partir del año 1984, se generalizan los contratos de tipo temporal en el mercado laboral. Esta temporalidad afectará de manera notable a los colectivos de inmigrantes y jóvenes, los cuales se encuentran más desprotegidos que otros sectores sociales. Aunque la temporalidad afecte a todos los sectores productivos, lo cierto es que afecta de manera más fuerte al sector secundario, ya que los y las trabajadoras que forman parte de dicho sector productivo suelen tener una menor cualificación, lo que hace más fácil su sustitución.
Personalmente, creo que la temporalidad ha de ser entendida como una herramienta de creación de contratos que facilitan el despido, minimizando los costes al empresario a la hora de sustituir a sus trabajadores/as. Esta temporalidad no afecta únicamente a la mejora de las condiciones del empresario/a, sino que además arremete contra los derechos laboral, poniendo en una situación de mayor vulnerabilidad a las personas que han de vender su fuerza de trabajo. Actualmente, esta temporalidad, que acarrea con todos los efectos que acabo de comentar, ha de ser estudiada en un contexto de alta oferta de fuerza de trabajo, debido a una gran tasa de desempleo. La temporalidad, unida a esta alta oferta crea un contexto de incluso menor protección del empleado/a, ya que su sustitución se facilita incluso más.
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